lunes, 23 de junio de 2008
PROYECTO DE LEY L.G.E. Intervención del Honorable Diputado Señor Sergio Aguiló
Señor CERONI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado Sergio Aguiló.
Señor AGUILÓ.- Señor Presidente, si las palabras de la señora ministra son sinceras, no puedo pensar lo contrario, y cree que estamos en una coyuntura histórica, al igual que en la década del 20, y que este Congreso Nacional tiene la gran responsabilidad de debatir una nueva ley para regir las tres, cuatro o cinco décadas siguientes, le pido que le quite la urgencia de “discusión inmediata” al proyecto.
(Aplausos en las tribunas)
De esa manera, podríamos hacer una discusión en todas las regiones y en el Parlamento, como merece la dignidad de los profesores, de los alumnos y de este Poder del Estado.
Si son sinceras sus palabras, no le pido que extienda el plazo a los dos años que demoró la discusión de esa ley de los años 20 en el Parlamento, sino sólo a algunos meses para realizar una discusión como Dios manda a nivel de todo el país.
(Aplausos y manifestaciones en las tribunas)
Señor CERONI (Vicepresidente).- Hago la última advertencia a las personas que se encuentran en las tribunas.
Aquí las reglas son claras. El público sólo viene a escuchar las intervenciones de los señores diputados, pues están prohibidas las manifestaciones. En caso contrario, obligarán a la mesa a desalojarlos, cosa que no queremos.
Nos interesa que escuchen el debate, que vean las distintas posiciones y respeten el desarrollo de la sesión.
Puede continuar el diputado Sergio Aguiló.
El señor AGUILÓ.- Señor Presidente, no es comprensible por inteligencia humana alguna, sea de centro, derecha, izquierda o de cualquier naturaleza, que se pida al Parlamento un esfuerzo de la envergadura histórica a la que estamos llamados y se coloque al proyecto urgencia de “discusión inmediata”, es decir, que debemos despacharlo en 24 horas.
Hay una contradicción conceptual en los términos que no es posible dilucidar. Por ello, esperaré alguna respuesta de la señora ministra más adelante, en el curso del debate.
Hoy, estamos debatiendo uno de esos temas de singular trascendencia relacionado directamente con el tipo de sociedad que queremos construir. No hay cómo eludir la estrechísima vinculación que existe entre el sistema educacional y el país que deseamos construir para el futuro.
Con el actual sistema educacional estamos reproduciendo una sociedad segregada y clasista, que impide la inclusión y movilidad social a través del mérito, de la calidad, de la responsabilidad e inteligencia.
El actual modelo de educación, estructurado sobre los pilares básicos de la dictadura militar, cosa que no debemos olvidar nunca, como lo hizo la ministra en su intervención, es un freno para nuestro desarrollo y una fuente de desigualdades. Este modelo tiende a cristalizar las profundas diferencias sociales que imperan en Chile, a través de un sistema formativo que antepone el lucro y la propiedad privada al interés colectivo y a la calidad de los servicios que presta a los ciudadanos y ciudadanas.
La ministra decía que Chile es hijo de su sistema educativo, de su educación. Le ruego que me perdone la precisión, pero todos los países son hijos de su sistema educativo. Chile en particular es hijo del Sistema Público de educación. Los más grandes estadistas, pero también los dirigentes sindicales y gremiales, los grandes líderes del país se formaron en la educación pública.
Debemos recordar que en las décadas de los años 30, 40 y 50, gracias a los gobiernos del Frente Popular, encabezados por radicales, tuvimos la suerte de tener en sus comienzos a un Presidente que decía que gobernar era educar. Luego, se formó un sistema público, que sólo en la dictadura militar fue destruido a través de la mercantilización del sistema.
Por lo tanto, Chile sí es heredero de su educación, pero de la Pública, que es la que estamos defendiendo hoy.
Nuestra sociedad ha percibido lo que está en juego. Miles de profesores, estudiantes, padres y apoderados expresan en las calles y en las aulas su descontento con el actual modelo educativo.
En una sociedad, en muchas ocasiones apática y escéptica de lo que podamos debatir en este lugar o en otro, tiene un enorme valor cívico y ético que estos miles de compatriotas valoren el tema en discusión y exijan participar con sus propias opiniones.
No logro comprender cómo un país que recuperó su democracia con grandes sacrificios no conceda el tiempo ni el espacio suficiente para que todos quienes deseen participar puedan expresar sus opiniones.
Fui presidente de la Comisión de Salud cuando la actual Mandataria era ministra de Salud e impulsó la reforma en su área respectiva. Nueve meses discutimos esa reforma en la Cámara de Diputados, hicimos consejos participativos en todas las regiones, previo a los consejos realizados en la totalidad de las comunas.
En aquél entonces la ministra de Salud, Michelle Bachelet, se enorgullecía en decir, con toda razón, que en la reforma de la salud había participado la inmensa mayoría de los chilenos, como las juntas de vecinos, los consejos de desarrollo en los consultorios de atención primaria de las comunas, los consejos de desarrollo de nuestros hospitales de mayor y de menor complejidad, por nombrar algunos.
Presentamos 255 indicaciones en esa reforma, y la señora Ministra de Educación está preocupada porque ahora hay 30 ó 40 indicaciones. Todas fueron votadas, no hubo caos alguno. Las 255 indicaciones surgieron del debate realizado en las comunas, provincias y regiones, las que después cristalizaron en la opinión de los parlamentarios. Algunas fueron aprobadas y otras rechazadas y se enriqueció el proyecto.
Hoy, tenemos un mejor sistema de salud, aunque sigue teniendo falencias debido a que el país está en vías de desarrollo y faltan recursos. Pero las 255 indicaciones y la enorme participación que hubo detrás de ellas no generó problema a la democracia, sino más bien fue el resultado de un enorme proceso democrático, que aquí no hemos tenido.
¿Qué reclama el país, los estudiantes, los profesores, las universidades y los intelectuales? Construir un modelo educacional mixto, afianzado en un sistema público de educación de excelencia, laico, plural y gratuito. Y que asimismo, que se constituya en la garantía suprema de que todos los hijos de esta tierra puedan acceder a él y de ahí proyectar sus vidas con posibilidades ciertas de desarrollarse sin segregación ni exclusión.
Podrá haber educación particular pagada, siempre la habido; podrá haber financiamiento del Estado a algunos sostenedores privados a condición de que tengan legítima y genuina vocación por la educación, pero todo ello deberá hacerse como complemento de este sólido pilar de la Educación Pública, sin el cual ni siquiera somos viables como nación.
La Educación Pública y su misión esencial como educación de excelencia, con ingresos y recursos suficientes, con profesores capacitados y gratuita, por cierto, debiera constituir no sólo el pilar del modelo educativo chileno, sino también de la nación.
Quiero decirle a la señora ministra, porque a lo mejora estaba en otras tareas en ese momento, que varias de estas ideas se encontraban en el proyecto original. Otras debían incluirse a través de las indicaciones que preparamos algunos parlamentarios, encabezados por el diputado Carlos Montes, para enriquecer el debate e incluir los temas de la educación pública que no tenían una sola mención en el acuerdo a que se llegó con la Derecha.
¿Qué ocurrió? La Derecha le puso dos condiciones al Gobierno y éste quedó como rehén. Una, que se discuta en diez minutos, entre gallos y media noche. Digo esto después de las cuatro barreras policiales que debimos atravesar hoy para ingresar al Congreso Nacional.
La segunda es que no se hiciera ninguna mención a la educación pública, a este pilar esencial sobre el cual debe construirse el modelo educacional. Como consecuencia de ello, quedamos como rehenes de una Derecha que quiere el mercado de la educación, el lucro de la educación, que quiere que el país no discuta, porque cuando lo hace quedan en evidencia quienes están por la educación pública y quienes por el lucro y el mercado.
Si el Gobierno quiere ser rehén de la derecha, allá el Gobierno. Nosotros, los socialistas, vamos a votar en consecuencia, en coherencia con nuestros principios esenciales. Sin educación pública de calidad no hay modelo educativo viable y no hay nación viable.
He dicho.
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3 comentarios:
Toda la razon el cabro.
Saludos titi,
te devuelvo tus interesantes comentarios en mi blog. jajaja
sigo con el amigo jurgen y el compadre michel
solo pasaba por akiii
Bien dicho.
Es una caca la LGE,
oye tengo algo parecido a un blog
saludos
Justina
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