lunes, 24 de marzo de 2008

GRECIA 907, 1975.


De repente
no voy a aguantar más y emitiré un alarido
un alarido de varias horas
previamente –habrá que tomar precauciones-
habré electrificado mi balcón
cerrando la puerta con llave
(se me olvidaba que he de instalar una reja
en la ventana del baño)
sembrando mis paredes con amuletos fabricados
en noches de viernes a sábado
de tal manera que los tanques
queden atascados a varios cientos de metros de distancia
los pilotos de los jokers panthers
no puedan controlar sus lúpings y se estrellen
justamente encima de los camiones de soldados
que justamente habrán chocado con los tanques
que estarán atascados en el asfalto
que empezará a derretirse
a los pocos minutos
del alarido que emitiré cuando
no aguante más.

De repente
no voy a aguantar más:
ya no bastará con las pajas mías de cada noche
con los pitos nuestros de cada día
y cuando ya no basten los opiáceos
los psicofármacos
los tranquilizantes mayores o menores
las botellas de vino cerveza pisco o agua mineral.

Previamente
Me habré mesado los cabellos y las barbas
Las cejas, las axilas, los vellos pubianos
Me habré dado largos baños de tina y extensas duchas
Y cuando todo eso ya no baste
emitiré un largo y potente alarido.

Entonces
las ventanas del edificio Diego Portales
estallarán en varios miles de pedazos
llorarán las guaguas las monjas las doncellas y los ancianos
los profesores deberán suspender las clases
los teléfonos comunicarán con números equivocados
pero no importará porque nadie podrá hablar por teléfono:
mi alarido impedirá que se escuche
lo que tenga que decir la gente que llame desde Mendoza
desde Arica San Vicente de Talagante o desde las Antípodas
preguntando qué pasa
qué es ese zumbido extraño
que parece provenir de Santiago de Chile
Y la gente que pasa por la calle Ahumada
tendrá que correr a refugiarse en los agujeros del Metro
y los niños que cantan en las micros
cantarán más fuerte que nunca
quizás si por primera vez con alegría
al ver que las ventanas
primero se trizan
las trizaduras se extienden por las carrocerías de hojalata
y el techo se cae sobre los pasajeros
sin causarles daño alguno y permitiéndoles respirar
pues mi alarido hará que el smog se disipe
es decir se concentre en las oficinas públicas
por donde entrará a través de las ventanas rotas
haciendo que todos los burócratas se vean compellidos
a elegir: o se asfixian
o saltan al vacío, pues
los ascensores se habrán atascado
y las cajas de las escaleras
actuarán como cajas de resonancia
al igual que las cajas de fósforos
al igual que las cajetillas de cigarrillos
al igual que los cajones de los escritorios
al igual que los ataúdes
despertando a los que hallan sido enterrados
por error del médico o por malas intenciones
haciendo que se sumen a mi alarido
mientras los perros aúllan y los jóvenes
huyen a las montañas
sin saber que mi alarido puede hacer brotar un volcán
en cualquiera de ellas
aunque posiblemente el volcán brotará
en el Cerro San Cristóbal
haciendo que la estatua de la Virgen
salga disparada como un cohete
que se perderá majestuosamente entre las nubes
causando gran desconcierto entre los ángeles de la guarda
que se habían quedado cesantes a causa de las catástrofes
que se han anticipado
solo en parte, pues serán innumerables
pues debe entenderse que los efectos de mi alarido serán multiplicados en tanto que todos los locos se sumarán al alarido y tendré cómplices provistos de algodón en abundancia para taparse las orejas y que harán sonar todas las sirenas de incendio de la ciudad o por lo menos la mayor parte mientras los repartidores de helados y gas licuado hacen sonar sus balones y cencerros compulsivamente, al igual que los sacristanes las campanillas y los bedeles de escuela las campanas, creyendo que ha llegado el apocalipsis que alucinó loannis en Patmos y la Semana de la Primavera, respectivamente, pues me olvidaba advertir que el alarido ese será en primavera, ya que el Invierno que estamos viviendo está bastante helado y tengo la garganta
pa-la-cagá.